Te preocupaste tanto por ti que quedaste solo, a tus 70 años no dejaste recuerdos y nadie te cuida; apenas te visitan y sólo cartas de cuentas llegan a tu hogar.
Al ser un adulto de 40 mi vida es mejor que toda la tuya, cuando te vi, sólo sentí pena, no podría llegar a ser amor. Entiendo por qué la gente te odia y se aleja de tu lado, tuviste mil oportunidades de arreglar tu vida pero nunca quisiste, ahora te arrepientes y no eres escuchado. Empiezas a sentir miedo de tu muerte, porque sabes que en cualquier religión nada bueno te esperará, tu olor es fétido como cual niño sin cambio de pañal, traicionaste a tu madre como lo hizo tu padre y ahora quisieras que estuviera contigo, pero ella murió y ni siquiera lloraste.
Ahora que conociste la pena, que por fin sientes tu dolor y ha de ser en el grado más alto que un ser humano a sentido y es por todo lo malo que has hecho en tu vida. Pareciera que Dios olvidó darte la empatía, pero sabes que no es así, el único culpable eres tú, lloraste tanto tendido en el piso que ya quien sabe tus días, te vi y te dejé tendido ahí, me convertí en ti y te odio por eso ¡hijo! Gritas, me da igual.
Me pregunto si mi mente está enferma como la tuya, y creo que mi repuesta es sí, quizás tu tampoco querías nacer con está deficiencia, de no poder sentir amor. Empiezo a pensar en que tus padres tuvieron la culpa, corro devuelta a casa, si pido tu perdón quizás en mi muerte si allá alguien que me visite, llego estas muerto…
No lloré, no lloraré, sé que en mi funeral nadie lo hará.
Francia Varela
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios
Publicar un comentario